«Muere lentamente quien se transforma en esclav@ del hábito repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca, no se atreve a cambiar el color de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce. 
Muere lentamente quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño…
¡Vive hoy! ¡Arriesga hoy! ¡Hazlo hoy! ¡No te dejes morir lentamente!»

Pablo Neruda

El Centro de Modas y la Zapatería de Ana Hidalgo nacen desde la cuna. Llevo 30 años respirando moda y trapitos. Tanto mi abuela como mi madre se han dedicado toda su vida al sector de la moda. Eso quiere decir que soy la tercera generación, aunque no me extrañaría que continuase con una cuarta. Mi bella Carla ya apunta maneras por las mañanas al elegir su ropa con sólo 2 añitos. «Esto gusta. Esto no gusta…”, afirma rotunda.

No obstante hay veces que pienso que, tal vez, esta profesión fue la que me eligió a mí. Tras finalizar mis estudios Universitarios, la moda volvió a llamar a mi corazón.

Mi madre y mi abuela siempre me decían, «los negocios los tienes seguro, así que estudia. El estudiar no quita lugar». Y la verdad es que gracias a mi trayectoria universitaria tuve la oportunidad de conocerme mejor a mí misma y decidí dedicarme en cuerpo y alma a la pasión de mi casa: la MODA. Mi propia pasión…

Mi yaya me inculcó desde pequeña que lo mejor para tener éxito era ofrecer las tres B al cliente: “Bueno, bonito y barato”. Precisamente en esos pilares se basan nuestros dos negocios, tanto el Centro de Modas Ana Hidalgo como la Zapatería de Ana Hidalgo.

El nombre de ambos negocios es un homenaje a mi abuela, que es mi ejemplo a seguir y como una segunda madre.
La mejor calidad a los mejores precios del mercado. GARANTIZADO. Nos gusta vender barato (las mejores marcas del mercado) y que la gente salga contenta de nuestro establecimiento. Que tenga ganas de volver.

Todas las semanas traemos novedades. Nuestro objetivo es sorprender cada vez que se entre en nuestros establecimientos. Estamos en continua regeneración de mercancía y no solemos repetir modelos, aunque gusten.

Pese a mi juventud, ya sé lo que es soñar despierta y que los sueños se cumplan. He visto a mis seres queridos levantarse cada mañana para ir a trabajar y poner mucho esfuerzo y sacrificio para conseguir sus metas. Eso es lo que me inculcaron. Nadie te regala nada.

Por último, me gustaría agradecer eternamente a mi media naranja, al padre de mis hijas, a mi amado esposo, el que confiara en mí hace ya 6 años sin apenas conocerme. Ha sido el mecenas de mis sueños. Sin su apoyo incondicional ninguno de estos dos negocios hubieran existido nunca.

Yo puse las ideas y el trabajo y él todo lo demás…
¡Qué verdad más grande es que las cosas pasan porque tienen que pasar…!